José Mª Jordán Galduf és excatedràtic d´Economia de la Universitat de València.
LA UNIÓN EUROPEA ANTE LA PANDEMIA
Un compañero de la Universidad, el profesor Javier Esparcia, me invitó recientemente a participar en su curso sobre Geografía de Europa. Siempre es un apuro responder a una invitación como esta. Pasa el tiempo y uno ya no se siente tan en forma. Además, ¿cómo seguir conectando con una juventud que se renueva constantemente mientras mi mirada se ancla inevitablemente en la experiencia de lo vivido que para ellos (los jóvenes) es pura historia?
Escogí como tema de mi intervención la respuesta que la UE está dando ante la crisis económica y social planteada por la pandemia del coronavirus. Javier me informó que era un curso de primero de la Facultad de Geografía e Historia, con unos 75 estudiantes, y que la clase sería on line. Supe que debía dar a la charla un aire de rabiosa actualidad, pero sin obviar las raíces en el pasado.
El año 2020 fue un año dramático. Nuestra economía estaba en proceso de recuperación (aunque coleaban aún los problemas sociales derivados de la gran recesión de 2008 a 2013), cuando llegó de pronto la covid-19 y desató una crisis gravísima (sanitaria y económica). No es una crisis económica que quepa comparar a cualquier otra crisis anterior, sino a una verdadera catástrofe venida de fuera sin directa responsabilidad de nadie. Su superación requería, así, una respuesta contundente y conjunta por parte de la UE.
Era preciso aprender de los errores que se cometieron en la gran recesión, y llevar a cabo una respuesta político económica común, más rápida y solidaria que la efectuada entonces. Era la oportunidad para mostrar el gran valor y sentido de la Unión Europea frente a los nacionalismos y los populismos crecientes de forma tan engañosa. Era la ocasión para dar un giro al euroescepticismo, para reducir el desencanto ciudadano y la pérdida de credibilidad que estaba teniendo el proyecto europeo. La UE debía asumir una mayor implicación y no dejar solos a los Estados miembros más débiles ante los desafíos actuales.
Y, en efecto, así lo hizo. De manera inmediata (apenas emergió la crisis) dio un marco apropiado para las urgentes respuestas nacionales, tanto en el ámbito monetario (facilitando el Banco Central Europeo una mayor liquidez a bancos y empresas) como fiscal (suspendiendo temporalmente la UE las normas de disciplina presupuestaria para evitar una austeridad peligrosa). Además, en abril de 2020 los ministros de economía de la Unión (el Eurogrupo) crearon tres redes de seguridad (por valor de 540.000 millones de euros): un programa (llamado SURE) para apoyar los esquemas de protección del empleo en cada país (los ERTE en España), una línea de créditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para las pymes, y otra línea de crédito del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MED) para el gasto de los Estados en materia sanitaria.
Pero, no siendo suficiente todo esto, se dieron después dos pasos adicionales de enorme importancia para encarrilar la recuperación en el medio y largo plazo. En julio de 2020, el Consejo Europeo (de jefes de Estado y de Gobierno) creó el Fondo de Recuperación (Next Generation EU) para apoyar a las regiones y sectores más afectados por la pandemia, con un montante de 750.000 millones de euros entre subvenciones y préstamos (recurriendo a los mercados financieros). Y en diciembre de 2020, el Consejo Europeo acordó el Marco Financiero Plurianual (MFP) de la UE para el período 2021-2027, con un presupuesto de 1,074 billones de euros (con cargo a los recursos propios).
Todo ello constituye un esfuerzo financiero sin precedentes para facilitar la recuperación y transformación de las economías europeas (apostando por una transición ecológica y digital y una mayor cohesión social y territorial). En aquella clase indicamos los nuevos instrumentos de dicha estrategia (como el Mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia y el REACT-UE) que operan junto a otros ya clásicos (como el Desarrollo Rural, el FEDER y el FSE). También señalamos el modo en que España podrá beneficiarse de esta gran actuación de la UE a través del Plan nacional de Recuperación y Transformación que el Gobierno presentará en breve a la Comisión Europea. Un plan que se ejecutará acto seguido con el concurso imprescindible de las Comunidades Autónomas (que materializarán en torno a un 50% del gasto).
Fue muy enriquecedor para mi participar en la clase del profesor Javier Esparcia. Tras la exposición vino un animado coloquio en el que los estudiantes formularon numerosas preguntas. Viendo que me agotaba, Javier tomó el relevo en muchas de las respuestas. Comprobé que es un gran profesor, próximo y respetuoso con sus estudiantes, atento para transmitirles ilusión y ánimo con el fin de avanzar en su formación de una manera seria y rigurosa.