REVUELTA DE MUJERES EN LA IGLESIA

Revuelta de MUJERES EN LA IGLESIA

Autora: PEPA TORRES PÉRZ

Este texto de la feminista judía Norteamérica Esther
M. Broner [E .M. Broner y Nomi Nimrod, A Woman´s
Passover Haggadh. Citado en E.S.Fiorenza, Pero ella dijo.
Trotta, 1996, p.213] me sirve como punto de partida
para narrar qué es la Revuelta de mujeres en la iglesia y
cuáles son sus aportaciones y reivindicaciones concretas
en el marco de los movimientos de reforma propugnada
por el papa Francisco, incorporando en ella la perspectiva de los movimientos de liberación de las mujeres.
Me alegra además hacerlo en el contexto del 8 de
marzo, fecha que debería ser marcada en rojo en los
calendarios de nuestras iglesias para sumarnos, con la
sociedad civil, en el compromiso común de poner todas
nuestras energías en la eliminación de la feminización de
la pobreza y la violencia contra las mujeres en el mundo,
como una exigencia inseparable del compromiso fe-justicia, empezando por la propia comunidad eclesial.El movimiento de la Revuelta de mujeres no cae del
cielo, sino que nace de una complicidad compartida y
sororal: la de la Ruah Santa de Dios y la siembra terca y resiliente de los colectivos de feministas cristianas
en nuestro país desde hace más de 35 años. Colectivos
como el Foro Ecuménico de mujeres (FEM), la Red Estatal
de Mujeres y Teología, la Asociación de Teólogas Españolas, la Red Miriam de Espiritualidad Ignaciana Femenina,
Dones Creyents, entre muchos otros.
En esta siembra paciente y tenaz hemos ido poco a
poco creando espacios de reflexión, acompañamiento,
espiritualidad, celebrativos, publicaciones, etc., así como
una importante red entre nosotras. Todo este proceso
nos ha ido fortaleciendo y empoderando como un sujeto eclesial activo y crítico, convencidas como diría San
Ireneo, interpretado con perspectiva de género que la
gloria de Dios es que las mujeres vivan y lo hagan en
abundancia. A finales de 2018 y comienzos del 2019
nacen la Revuelta de las mujeres en la Iglesia Madrid y
la plataforma Alce la veux en Barcelona. Movimientos
confluyentes, aunque con nombres distintos desde la
singularidad cultural de cada uno de ellos.
BREVE HISTORIA DE UN ALUMBRAMIENTO
La Revuelta se empieza a gestar entre los años 2018
y 2019 en el contexto de las huelgas feministas convocadas el 8 M y en las que muchas de nosotras y nuestros
grupos participamos activamente, así como en diferentes
convocatorias en las que nos íbamos encontrando activistas cristianas feministas. Nombro solo algunas de ellas
por ser especialmente significativas: El XXII encuentro de
Mujeres y Teología, celebrado en Zaragoza; la celebración
e los 25 años de la publicación del cuaderno Cuándo las
mujeres se sienten Creyentes y feministas, convocada por
Dones HOAC de Barcelona; o la presentación del libro
Madre, pregunta la hija inteligente,
¿quiénes son tus madres?,
¿quiénes son tus ancestras?,
¿cuál es nuestra historia? […]
La que no sabe cómo preguntar
no tiene pasado,
no tiene presente
No puede tener ningún futuro
sin conocer a sus madres,
sin conocer sus iras,
sin conocer sus preguntas”.
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coral Mujeres, espiritualidad y liderazgo en la sede de
Cristianismo y Justicia, también en Barcelona.
En los diálogos mantenidos aparece siempre un malestar que se torna pregunta incómoda: estamos movilizadas
en la sociedad civil ante la situación de las mujeres, pero
¿para cuándo la reivindicación y la propuesta al interior
de nuestra iglesia? ¿Cómo empujar una reforma desde las
perspectivas de las mujeres y desde una profunda inspiración evangélica? ¿Cómo hacerlo con la mirada puesta en
Jesús y su práctica liberadora y transgresora con las mujeres de su tiempo y su contexto? ¿Cómo hacerlo desde el
potencial y el bagaje que la cultura de los feminismos ha
aportado a nuestra condición de mujeres cristianas?
Las movilizaciones de las mujeres alemanas del movimiento María 2.0 con la boca sellada con un trozo de
esparadrapo, así como la indignación experimentada
ante la negación del voto de las mujeres en el Sínodo
de la Amazonia y el lanzamiento del video de varias religiosas españolas, que se hizo viral, apoyando la huelga
feminista, fue la chispa que encendió el germen de la Revuelta. Las primeras en hacer una propuesta de organización fueron las compañeras de Barcelona que lanzaron
una convocatoria abierta de mujeres para movilízanos
ante la discriminación en la iglesia. De este modo nace
Alcem la veu, que rápidamente se pone en contacto con
compañeras de Madrid que secundan la respuesta y además la difunden y se movilizan por más lugares de la
geografía española. Así estalla la Revuelta de mujeres en
la iglesia, hasta que a igualdad se haga costumbre.
Desde su origen la Revuelta se coordina con grupos
internacionales, como Voices of faith y el colectivo latinoamericano Tras las huellas de Sophia. Nos aglutina un
comunicado en el que planteamos demandas urgentes
de reforma en la iglesia que pongan fin a nuestra dis- 
MARY GUARD MARÍA MAGDALENA MARGUERITE PORETE
criminación y la acción mundial, propuesta por Voices
of faith, de llevar a cabo una concentración creativa el
1 de marzo del 2020 en las puertas de las catedrales de
nuestras ciudades.
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cananea, la samaritana, la hemorroisa y la que ungió a
Jesús con perfume. Venimos del movimiento contracultural de Jesús, que derivó en una iglesia que en sus inicios hizo de la igualdad entre hombres y mujeres una
de las aportaciones más radicales del cristianismo a la
historia de la humanidad.
Somos muchas las que en todo el mundo alzamos
la voz hasta que la igualdad sea costumbre. Somos mayoría en las tareas de voluntariado, las celebraciones religiosas, la catequesis, la pastoral, la liturgia, los consejos
parroquiales y la acción social y solidaria.
Somos muchas en los movimientos eclesiales y en las
tareas educativas. Son incontables las congregaciones de
religiosas que trabajan día a día por los derechos de las
personas más vulnerables. Somos las manos y el corazón de la iglesia, pero se nos explota y violenta, como
ponen de manifiesto los últimos informes sobre abusos
a religiosas, mucho más invisibilizados incluso que los
abusos a mujeres laicas. Sobre este tema hay dos investigaciones recientes sumamente interesantes. El libro de
Paula Merelo, Adultos vulnerados en la iglesia, San Pablo
2022, y la tesis doctoral sobre los abusos a religiosas presentada en 2020 en la Pontificia Universidad de Roma
por Makantime Lembo y calificada con cum laude. Se
nos niega la palabra, el pensamiento y el liderazgo en los
espacios de toma de decisiones y se pretende contentarnos con nombramientos que resultan insignificantes.
Es verdad que el papa Francisco ha sido el pontífice que
más nombramientos de mujeres ha hecho en la historia
de la Iglesia, pero apenas supone un 7% de representación femenina.
Imaginamos y construimos una iglesia nueva generando espacios eclesiales alternativos liberados del patriarcado.
REPORTAJE
Actualmente, en España la Revuelta está presente en
más de 20 ciudades. Estamos organizadas a nivel estatal
y tenemos una presencia muy activa en la organización
del Sínodo Mundial de Mujeres (Catholic Council Women
https://www.catholicwomenscouncil.org/es/cwc-mem
bers/) que celebraremos en el mes de octubre en Roma,
junto a otras organizaciones de mujeres cristianas de todos los continentes. Ya hemos empezando a prepararlo
con la participación de las mujeres de numerosas parroquias y organizaciones eclesiales de base.
REIVINDICACIONES Y PROPUESTAS
Ciertamente, podemos decir que nuestras reivindicaciones y propuestas vienen de lejos. Tan lejos como…
De la Buena Noticia de un Jesús que transgrede las normas de una sociedad profundamente patriarcal, que
constituye una nueva masculinidad en su contexto y en
su época, y que aprende a serlo en su relación y amistad
con las mujeres, mutua y recíprocamente liberadora.
Mujeres con nombre, como María Magdalena, Marta, María y Juana de Cusa. Y otras sin nombre, pero imborrables en la experiencia del propio Jesús y la Buena
noticia de liberación para la humanidad, como la mujer
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Una Iglesia que reconozca la plena ministerialidad
de las mujeres. Que no nos niegue ni el don, ni la gracia,
ni la vocación, ni el derecho, en virtud de nuestra consagración como bautizadas y en la que desaparezca todo
tipo de discriminación por razón de sexo.
Una Iglesia que se nutra y reeduque desde las aportaciones de la teología feminista, para hacer una lectura
crítica y una reflexión de la propia experiencia y del evangelio, que deconstruya imágenes de Dios, lenguajes, ritos, mitos que se construyen sobre el sufrimiento de las
mujeres, especialmente de las más pobres.
Una Iglesia que elimine el lenguaje patriarcal y sexista de homilías, textos y documentos y se atreva a interpretarlos, no sólo para leer la Biblia y vivir el evangelio
de otro modo, sino para que sean liberadores para la
humanidad entera.
Una iglesia que se abra al diálogo y la cultura de
los feminismos y los movimientos de liberación de las
mujeres, subrayando que la igualdad que buscamos no
consiste en repetir el modelo masculino ni su comportamiento, sino la igualdad de derechos en una sociedad y
en una Iglesia con palabra también de mujer y fundada
en relaciones de ecojusticia.
Una Iglesia que acompaña sin juzgar toda la diversidad de las familias, de identidades y orientaciones sexuales. Que acoja en su seno a las mujeres lesbianas y
trans que forman parte también de nuestro movimiento.
Una iglesia con tolerancia cero frente a toda forma
de abuso de conciencia, abuso sexual, explotación económica, con una apuesta decidida por la eliminación de
la pederastia, y la reparación a las víctimas. Que ponga
fin de manera efectiva, sin lavarse las manos a la violencia contra las mujeres y la feminización de la pobreza
dentro y fuera de ella misma.
Una iglesia que conciba la sexualidad como un don
de Dios que acerca a su misterio de plenitud y vida desbordante y que repiensa la moral sexual desde la perspectiva de las mujeres, una moral preñada de ternura y
misericordia, liberándola de tabúes y culpas.
Una Iglesia paritaria, que sea de hecho comunidad
de iguales, donde las mujeres seamos reconocidas como
sujetos de pleno derecho, con voz y voto en todas partes, valoradas por los propios talentos, carismas y aportaciones a las comunidades.
Una Iglesia sinodal y plural, donde ninguna persona
sea excluida en el acceso a los ministerios, ni en los órganos decisorios de la iglesia por razones de su sexo. Una
Iglesia que no solo reconozca la auctoritas de las mujeres
(autoridad), sino también la potestas (el poder). La voz
latina auctoritas significa hacer crecer, fortalecer, dar plenitud y va asociada a cualidades morales de las personas.
Sin embargo, la potestas tiene que ver con el poder de
influir, un poder que se reconoce socialmente mediante
actos de carácter jurídico legal. Deberían ir unidas, pero
el ejercicio de la autoridad y del poder está determinado
por la construcción cultural del género y los papeles y
roles asignados. Un poder entendido al modo de Jesús,
que no se identifica con el poder dominación, poder sobre, sino que es que es diaconía, pero nunca servilismo
impuesto, sino poder con.
Poder compartido que escucha y acoge las voces críticas como una oportunidad para la conversión pastoral
y la transformación interna. Poder con, que es participación. Lo cual implica que todas las voces son imprescindibles y que ninguna voz puede ser ni invisibilizada ni
suplida y que es imposible la comunión sin participación.
Una participación que no puede ser una es una cuestión
simbólica o «escénica», sino que ha de ser ejercida y decisoria, con consecuencias en la vida de la Iglesia y su
organización interna.
Una Iglesia experta en semillas de alternatividad y
futuro, más que en grandes plantaciones, semillas como
la del grano de mostaza, de la que nos habla el evangelio, que cuando crece es lugar de sombra y cobijo,
encuentro, reconciliación y fiesta de las mujeres libres y
que se nos regala desde el presente que vamos gestando
como don y tarea en sororidad, hasta que la igualdad sea
costumbre en la iglesia.
PEPA TORRES PÉREZ
Ap.C.J