DIOS Y LA DANA

Deme Orte és membre del Grup Cristià del Dissabte.

Cuando vino la dana nadie se acordó de Dios. La Naturaleza actuaba sin
pedir permiso a Dios. El agua, hecha barro, buscó su cauce. La dana era
atea. No se veía a Dios por ningún sitio. La rabia y la indignación no metían
a Dios por medio. Dios no tenía la culpa ni tendría la solución. ¿Dónde
estaba Dios? No se le veía.
Pero asomó en silencio en la imagen embarrada del Cristo de una iglesia
de Paiporta. Ahí estaba Dios, en el sufrimiento de las víctimas, de los
cristos embarrados de la dana. El barro de la desgracia produjo el barro
del sufrimiento pero también el barro de la solidaridad y del amor. Y
aparecieron cientos y miles de cristos que se embarraron voluntarios
ayudando a las víctimas de la dana. En sus muchas formas de amor. Ahí
estaba Dios, embarrado en lo humano. Donde hay amor, sea el que sea,
allí está Dios, porque Dios es Amor.

Imagen: el Cristo embarrado de Paiporta