HISTORIA DE UNA EXPERIENCIA EN LOS BARRIOS PERIFÉRICOS DE SANTO DOMINGO (república Dominicana)

 

HISTORIA DE UNA EXPERIENCIA EN LOS  BARRIOS PERIFÉRICOS DE SANTO DOMINGO – (República Dominicana)

         Desde la ancianidad, de vez en cuando contemplo mi vida como desde lo alto de una montaña donde se contemplan los valles, mesetas y otros montes en la lejanía.

De esta manera veo mi transcurrir en la vida, en los hechos, acontecimientos y pasos que he dado, intentando dar sentido a mi existir: Aspectos positivos, negativos y hasta neutros.

En este recorrido, hay dos acontecimientos que me han marcado la vida. No son hechos  puntuales; son periodos que me han formado por un impulso de Alguien que me empujaba hacia un objetivo. Que no me pregunten, quién, cuándo, cómo, en qué momento. Lo que sé y creo es que ese Alguien era el Espíritu de Dios. Esta es mi fe.

Lo cierto es que me marcaron: uno fue el salto cualitativo desde nuestro Seminario a Curas Obreros en Barrios marginales. El otro, mi vivencia en los Barrios periféricos de Santo Domingo – República Dominicana, donde mis compañeros hicieron de mediadores para conocer e intentar asumir la dura realidad de los pobres – pobres de la Barriada de Borojol; la mayoría Haitianos.

Tengo la experiencia, única en mi vida, que después de ver una situación de pobreza y miseria con una madre con tres hijos pequeños, enfermos de sida y tres días sin comer, con el padre – marido que les había abandonado, y con las palabras de mi compañero que les decía que Dios estaba con ellos, me quedé sin habla durante veinticinco minutos; aunque intentaba hablar, no podía. Era el nudo de la garganta vital. Les llevamos algo de comida para unos quince días y con la promesa que Cáritas les ayudaría. Y el resto ¿Qué?

Aunque estos apuntes de mi vida los he expresado alguna vez, en esta ocasión quiero transcribir la visión de un compañero, respecto a mis diversas visitas por aquellas tierras del Caribe. Tengo que decir que está escrito con una visión “edulcurante” y en tono cariñoso de un amigo.   Antón Garai.

 

Un canónigo “Vasco” en Borojol San Isidro

Para los albores de la década pasada, específicamente en el 2007, pleno desarrollo de lo que se llamó en Estados Unidos “crisis de las hipoteca subprime”, situación que puso a temblar casi todas las economías mundiales, Antonio Garay (Antón), Sacerdote CRL, identificado con la opción preferencial no excluyente por los pobres de Puebla y Medellín, visitó la República Dominicana.

Los testigos que les conocimos y vivimos parte de aquella historia con él –unos antes, otros después-, podemos afirmar, partiendo de su propio testimonio, y a lo que yo llamo “momentum pretérito de la irrupción”, que logró un su vida un proceso de extraordinario de metanoia tanto en el sentido filosófico1: “esta realidad existe, he perdido tiempo, porque no antes”; como en el teológico, relacionado sobre todo con la visión del Pastor de Hermas, “cambio de entendimiento y de corazón.” Testimonio de esto es lo expresado por el canónigo Edward González, que históricamente ha tenido una relación muy cercana con Antonio, sobre todo por la afinidad que historialmente han tenido en cuanto a la imagen de Dios, el mundo, los hombres y su mundo de relaciones, cuando afirma haber escuchado de Antonio que “El contacto con los pobres en los Bateyes, concretamente en Borojol, provocó en él una conversión y afianzó su compromiso con la causa de los empobrecidos…“.

Lo sublime del caso, es que es también a partir del ese “momentum pretérito de la irrupción”, muchas historias se conectarán con las de “Antón”. La mía y como no, la de sacerdotes, seminaristas, y sobre todo, la de los excluidos del sistema, los más afectados por la condición de pobreza extrema que se vive esa zona periférica de Santo Domingo Este, que fueron ayudados por medio a él y sus colaboradores.

Los grandes hombres son descritos por sus virtudes, que en una visión subjetiva del que trata de escribir su historia puede cambiar la perspectiva: “las virtudes se convierten en vicios y los vicios en virtudes”. En mi caso particular, fui parte y testigo ocular de esta historia. Me tocó compartir fuera y dentro de Santo Domingo. En espacios institucionales y sobre todo el terreno de misión. Y que no decir, de discusiones teológicas y filosóficas. Como una acontecida en el 2015 En Madrid de más de una hora sobre si la palabra correcta era hablar de “Reino o Reinado de Dios…” “La acción o el lugar”.

Debo decir, que me llamó sobre manera la atención el hecho de ver a un ciudadano europeo sumamente extrovertido, “gracioso”, dado a la conversación, literalmente poseedor del “don de la palabra hablada”. Tenía un estereotipo que llegó a su fin con el acercamiento a este ser humano de buena Voluntad. La persona que me engendró, en una ocasión, al entrar en contacto con él, dijo ese “padre si es chévere y relajao2”.

Algunas palabras como “oye che”, “shosholo”, “majo, maja”, chocolate de “100 pozuelos”, rápidamente fueron acuñadas y se convirtieron en parte de los diálogos cotidianos de los sacerdotes de misión en Santo Domingo y sobre todo los seminaristas con quienes tenía una gran empatía. No era sólo por el hecho de decirlas, sino con la gracia, personalidad y carácter único y espontáneo de este hombre que se hacían atrayentes. Un seminarista llamado Alberto, hoy cura de almas, que tenía una forma peculiar de reírse, sin temor a equivocarme era la persona que más gozaba con cada frase o ocurrencia espontánea.

Tiene una capacidad para crear empatía impresionante. Ejemplo de eso, es que tan solo con el intercambio de experiencias, surgió una relación muy cercana con el entonces estudiante Félix Reyes que perdura hasta el día de hoy. Sensibilidades parecidas y sobre todo un cierto grado de expresar espontáneamente sin calcular ideas con distintos resultados en los espectadores hicieron posible toda esos hechos acaecidos en el tiempo. Con este hoy sacerdote empezó a gestarse el tan mencionado “Proyecto salud”. El recibió las primeras ayudas. Esas ayudas provenientes de Caritas de Manises, de sus familiares, amigos y una lista larga de colaboradores anónimos.

Me valgo una vez más de la memoria histórica del canónigo Edward González, a quien yo considero un testigo ocular en todo este proceso, para resaltar el fruto más importante de experiencia vivida por Antonio y como se gestó la idea. Este fue su testimonio:

A raíz de su primera visita al Batey, donde se encontró con enfermos de sida y cáncel, surge la idea de crear un proyecto dirigido a la salud (un centro de salud). Pero no fue posible por la falta de terreno. Y será Luego que surge la Idea de construir el centro de salud donde está actualmente edificado. Hablamos del plan con la junta de vecino, especialmente con Juan Anibal y Lorenzo Martinez (esposo de la Morena). Ellos estuvieron de acuerdo dando el visto bueno, decidimos hacerlo al lado de la capilla. Una vez encontrado el terreno, Antonio Garay se comprometió con parte del financiamiento, así es como surgen los festivales culturales de Manises pro-recaudación de fondos, impulsado por Antonio.

Es muy positivo el hecho de que el contraste y encuentro de dos mundos con sus realidades totalmente diferentes puedan hacer cambiar la cosmovisión de una persona. El compromiso de Antonio Garay fruto de esa nueva forma de situarse y ver al mundo en su totalidad trajo frutos concretos a la comunidad Borojol.

En medio de la crisis sanitaria que afecta el mundo, fruto del Centro de desarrollo, la obra que Antón soñó, hemos tenido la oportunidad de llegar a una gran cantidad de personas que sin tener un encuentro físico saben que existe en un canónigo vasco comprometido con su causa. Pero lo más importante es que fruto de este profunda metanoia, se ha hecho posible con un grupo de colaboradores laicos, que en un gran número de personas de escasos recursos, renazca la esperanza perdida en el valle de lágrimas de la pobreza que les afecta.

Una vez en el capítulo en Roma, reímos hasta más no parar al ver la reacción del provincial fránces, al preguntarle sobre cualquier tema en discusión del momento. Ponía las manos igual que el Chavo en la serie del aclamado, actor, director, libretista Chesperito, cuando decía “bueno pero no te enojes”. Miraba hacia arriba con los ojos volteados como diciendo y ¿qué puedo decir? Solo con hacernos el gesto, reíamos a carcajadas. A eso le llamo naturalidad. Aún en su condición de líder de la manada seguía siendo él y expresando lo que pensaba.

 

Por otro lado, me llamó la atención la forma en llamar al clériman acuñado por la Iglesia Católica de la Iglesia Anglicana, “Tirilla” y su rechazo al clericalismo. No le interesaba. Era el. Una visión circular no Jerárquica de la Iglesia donde Cristo está en el centro al servicio de los más pobres. Eso me motivó e inspiró hacer a seguir siendo diferente y defender mis ideas. Veo una generación de curas nuevos sin identidad, que asocian su ser y hacer a los accesorios.

Yo, en todo esto, solo soy un narrador en primera persona que se atreve a decir, es un “buen tipo.” Parecido a la canción de Piero. A quien decía que no podía engañarlo con giros semánticos ni lenguajes rebuscados. Esa risa con hombros hacia arriba que le hacían gracioso. Como su constante expresión cuando alguien le trataba de hacer algún tipo de broma, “que gracioso, que gracioso”. Le reclamé mis derechos de dejarme también hablar, porque los diálogos tendían a volverse monólogos prolongados y se reía cuando le reclamaba. Todo esto vuelve a terminar con la frase parafrasea de Piero “Es un buen tipo el Antón”.

FATH

 

1º-.En el griego clásico, la metanoia significaba cambiar de opinión acerca de alguien o algo. Cuando se personificó, Metanoia fue representada como una diosa sombría, disfrazada y triste, que acompañó a Kairos, el dios de la Oportunidad, sembrando arrepentimiento e inspirando arrepentimiento por el “momento perdido”. 2º-. Término el sociolecto dominicano cuyo significado es jocoso.