D. Daniel Pla Tormo ens deixà ahir. Era membre del Grup Cristià del Dissabte. Fou professor del seminari de Moncada i professor de moral de la Facultat de Teologia. Aquesta fou la seua darrera homilia.
VIIº Ord. A 2023 Los retos de la “utopía” de la fe
Hemos comenzado la Misa pidiendo a Dios para que “la meditación de su doctrina nos enseñe a cumplir siempre -de palabra y de obra- lo que a Él le complace”: es nuestra verdadera/única “especialidad”: sentirnos convocados, dirigidos por la Palabra de Dios-, si queremos vivir como cristianos.
¡Ahí es nada! Porque para que podamos “meditar esa doctrina” necesitamos unas cuantas disposiciones: una dedicación sincera, el tiempo que sea necesario para conocerla, una adecuada actitud de escucha para hacerla nuestra, la acogida de lo que Dios quiere y empeño en ser coherentes -de pensamiento, palabra y obra- con la utopía del Reino de Dios.
Quizá nos falta el lenguaje cuando hablamos de “utopía” al referirnos a él y aplicarlo a la vida cristiana; por más que lo entendamos muy bien cuando nos referimos a los primeros puestos al referirnos a cualquier deporte: se trata de ser el primero: ocupar el primer lugar en una carrera. En este caso, somos los cristianos los encargados de que ello se vaya realizando poco a poco. Y la llamamos “utopía”, pues no referimos a ocupar “un lugar inalcanzable”.
Todo eso nos puede parecer que no lo podemos conseguir; pero esa es la meta a la que no hemos de renunciar. De modo que, si desistimos de la utopía de la vida cristiana, perdemos toda posibilidad de ser verdaderos discípulos de Jesús.
Lo que, siguiendo el Sermón de la montaña, se nos recuerda hoy; y puede parecernos algo utópico. Y de verdad lo es, si lo entendemos como tarea simplemente individual y exclusiva o pendiente de nuestras fuerzas. Pero no lo es desde la comunidad y la ayuda de Dios: así es lo que nos parece no sólo utópico (fuera de lugar), sino fuera de nuestro alcance.
Las lecturas proclamadas nos ofrecen una “hoja de ruta” o guía para que no nos perdamos en lo que podemos/debemos hacer planteándonos unos cuantos retos: en el Levítico se nos invita a ser “santos”; en I Corintios se nos recuerda que somos “imagen de Dios” (y ya saben lo utópico que hoy es seguir lo que Dios quiere). Y en Mateo se nos incita a hacer nuestro lo que “Dios hace”: que “Seamos perfectos como Él”: que seamos capaces de “amar a nuestros enemigos y orar por quienes nos persiguen. O que, cuando alguien nos pida ayuda para sus necesidades, le colmemos con el doble de lo que necesita.
Son indicaciones muy concretas y comprensibles -sin que podamos tergiversarlas usando trampas interpretativas- acerca de lo que hemos de hacer. No son proclamas abstractas y generales –“la justicia”, “la libertad”, “el amor universal”, “la solidaridad”..,- sino formas de vida totalmente comprensibles y cercanos a nosotros, por muy difícil que nos pueda resultar lo de presentar la otra mejilla y lo de no plantear pleito aún cuando tengamos la razón de nuestra parte.
La vida cristiana no es para personas mediocres, sino recias y enteras: capaces de asumir todos estos retos.
Que así sea.
Parroquia de San Onofre, D. P. L’Alcúdia de Crespins, 19 febrero 2023